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miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Porque nos enamoramos?

La Neuro-Quimica del Amor, Varios Articulos

La neurobiología y genética cerebral del amor ¿Por qué los hombres y las mujeres no se enamoran de la misma forma?

Dr. Eduardo Calixto González

Es típico que en una discusión las mujeres siempre reclamen a los hombres su falta de memoria; ellos no suelen recordar cumpleaños ni aniversarios.

¿Qué opinas de que los hombres suelen ser más infieles que las mujeres?


¿Porqué las mujeres creen amar más intensamente que los hombres?; las respuestas no son mágicas… sólo es cuestión de química y actividad cerebral

Ni Cupido, ni el corazón son los responsables del amor, es la actividad cerebral quien determina ese proceso de enamoramiento y la respuesta a porqué los hombres y mujeres se enamoran de forma distinta está condicionada por las diferencias neurológicas entre hombre y mujer. El cerebro masculino está más lateralizado en su hemisferio derecho, mientras que el femenino tiene un cuerpo calloso más grueso, es decir, que su capacidad neurotransmisora entre ambos hemisferios cerebrales está conectada para comunicar información.

El sistema límbico, es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y está formada por centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo y la amígdala

cerebral; dicho sistema es el responsable de controlar las emociones, afirma el Dr. Eduardo Calixto, médico cirujano con Pos- doctorado en neurofisiología y fisiología cerebral.

El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones juega un papel muy importante en el proceso de enamoramiento, ya que funciona gracias a dos neurotransmisores: la dopamina y la GABA (ácido gamma aminobutírico). La dopamina está fuertemente asociada con mecanismos de seducción y pasión, buscando sólo comportamientos placenteros, mientras que la GABA, es un inhibidor que actúa como freno de los neurotransmisores excitatorios que provoca la dopamina.

Cuando estamos enamorados, el sólo hecho de ver a la pareja nos libera dopamina en exceso, lo que hace que todo el tiempo estemos excitados, felices y apasionados; nuestro ser se inunda de placer; sin embargo este proceso sólo durará tres años, ya que, de acuerdo con el Dr. Eduardo Calixto, la GABA se encargará de controlar e inhibir los procesos excitatorios provocados por la dopamina. De tal forma que después de ese proceso de enamoramiento, dejaremos de ver a la persona perfecta e ideal que nos enamoro, y pasaremos a la fase del descubrimiento del amor verdadero que sólo se consolidará si existe: simetría en la cara, un reconocimiento social de la pareja e inteligencia práctica.

Pero también existe algo llamado “complejo mayor de histocompatibiliad” que sólo las mujeres pueden percibir, es un aroma que gracias a la neurología femenina se puede oler, permitiendo a ellas elegir al hombre con el que quieren estar; es tan fuerte la asociación que tiene la histocompatibilidad en el proceso de enamoramiento que gracias a esto se puede explicar porqué para una mujer es tan difícil aceptar que una relación se termina, mientras que para el hombre una vez que pasan los tres años de enamoramiento se desprenden de la mujer y es muy fácil que caigan en la infidelidad gracias a que su cerebro sólo se inclina por el hemisferio derecho que los orilla a ser tremendamente visuales y cambiar de amores fácilmente, así que podemos afirmar que realmente la infidelidad masculina está condicionada en su naturaleza.

Así que podemos concluir que esas pequeñas diferencias en la anatomía cerebral son las que condicionan

las diferencias sensoriales entre ambos sexos, logrando que tanto hombres como mujeres vivan la experiencia del amor de forma totalmente distinta.

La Química del amor

Francisco Muñoz de la Peña Castrillo, IES Carolina Coronado, Almendralejo

Con este artículo pretendo ofrecer en un tono divertido y ameno una visión fundamentalmente química de algo tan sencillo como maravilloso que nos ocurre a todos alguna vez en la vida: ¡Enamorarnos!.

Los poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los sentimientos desde todos los ángulos y con infinitos matices, pero los químicos también tenemos cosas que decir al respecto, quizás menos seductoras pero no por ello menos importantes.

¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Innumerables investigaciones psicológicas demuestran lo decisivo de los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer".

Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. El sexólogo John Money considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de edad como resultado de asociaciones con miembros de su familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos. Así pues antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.

La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.

Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).

Sus efectos se hacen notar al instante:

• El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).

• La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.

• Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.

• Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.

Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado

Antífanes -388-311 a. C.-, comediógrafo griego

Los síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna vez, si hemos sido afortunados, son el resultado de complejas reacciones químicas del organismo que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo.

Ese estado de "imbecilidad transitoria", en palabras de Ortega y Gasset, no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.

No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción. Si en la cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El suave músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las órdenes se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección! Todo es urgente, efervescente, impelente... Aquí no manda el intelecto ni la fuerza de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa.

Hace apenas 13 años que se planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.

El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.

Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.

El affair de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, que sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados.

Sospecharon de su existencia mientras realizaban un estudio con pacientes aquejados "de mal de amor", una depresión psíquica causada por una desilusión amorosa. Les llamó la atención la compulsiva tendencia de estas personas a devorar grandes cantidades de chocolate, un alimento especialmente rico en feniletilamina por lo que dedujeron que su adicción debía ser una especie de automedicación para combatir el síndrome de abstinencia causado por la falta de esa sustancia. Según su hipótesis el, por ellos llamado, centro de placer del cerebro comienza a producir feniletilamina a gran escala y así es como perdemos la cabeza, vemos el mundo de color de rosa y nos sentimos flotando.

Es decir LAS ANFETAMINAS NATURALES TE PONEN A CIEN.

El 50% de las mujeres entrevistadas para el libro Por qué necesitan las mujeres del chocolate confesó que elegiría el chocolate antes que el sexo. Hay quienes al chocolate lo llaman EL PROZAC VEGETAL.

En una de las aventuras de Charlie Brown se puede leer "una buena manera de olvidar una historia de amor es comerse un buen pudin de chocolate".

Su actividad perdura de 2 a 3 años, incluso a veces más, pero al final la atracción bioquímica decae. La fase de atracción no dura para siempre. La pareja, entonces, se encuentra ante una dicotomía: separarse o habituarse a manifestaciones más tibias de amor -compañerismo, afecto y tolerancia-. Dos citas muy interesantes son:

El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y

empezar otro nuevo.

Enrique Jardiel Poncela.

El amor es como Don Quijote: cuando recobra el juicio es para morir.

Jacinto Benavente

Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia dando paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz. Dicho estado está asociado a otra DUCHA QUÍMICA. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos naturales de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una nueva etapa, la del apego. Por ello se sufre tanto al perder al ser querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.

Para conservar la pareja es necesario buscar mecanismos socioculturales (grata convivencia, costumbre, intereses mutuos, etc.), hemos de luchar por que el proceso deje de ser solo químico. Si no se han establecido ligazones de intereses comunes y empatía, la pareja, tras la bajada de FEA, se sentirá cada vez menos enamorada y por ahí llegará la insatisfacción, la frustración, separación e incluso el odio.

Parece que tienen mayor poder estimulante los sentimientos y las emociones que las simples substancias por sí mismas, aquellos sí que pueden activar la alquimia y no al sentido contrario.

Un estudio alemán ha analizado las consecuencias del beso matutino, ése que se dan los cónyuges al despedirse cuando se van a trabajar. Los hombres que besan a sus esposas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más! Para Arthur Sazbo, uno de los científicos autores del estudio, la explicación es sencilla: "Los que salen de casa dando un beso empiezan el día con una actitud más positiva".

Es cierto, no podemos negarlo, es un hecho científico que existe una química interna que se relaciona con nuestras emociones y sentimientos, con nuestro comportamiento, ya que hasta el más sublime está conectado a la producción de alguna hormona.

No hay una causa y un efecto en la conducta sexual, sino eventos físicos, químicos, psíquicos, afectivos y comunicacionales que se conectan de algún modo, que interactúan y se afectan unos a otros.

Existe, sí, una alquimia sexual, pero se relaciona íntimamente con los significados que le damos a los estímulos, y éstos con el poder que les ha concedido una cultura que, a su vez, serán interpretados por cada uno que los vive de acuerdo con sus recursos personales y su historia. Esperemos que estos estudios en un futuro nos conduzcan a descubrir aplicaciones farmacológicas para aliviar las penas de amor.

Espero que una vez leído este artículo no le digáis a vuestra pareja después de hacer el amor: "he tenido una sensación sumamente agradable producto del aumento de testosterona y la disminución consiguiente de serotonina", entre otras cosas porque os estrangularía.

Para terminar otras interesantes citas:

Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre

de labios de una mujer.

Antonio Machado

El amor es ciego, el matrimonio le devuelve la vista.

Hay algo especial que nos Seduce esa Persona...Nos Late el Corazón, nos sudan las Manos y Quedamos sin Habla. ¿Por qué nos ocurrirá esto?... ¡LA QUÍMICA DEL AMOR!: ¿ POR QUÉ NOS SUCEDE ESTO?

"El organismo libera 250 sustancias al estar ante una persona que le resulta atractiva, y sólo bastan cuatro segundos para formar una opinión respecto a ella".

Shakespeare decía que el "Amor es Ciego", y tenía razón, ¿O acaso alguien ve las tonterías que hacemos en plena conquista?

Durante el galanteo el ser humano se convierte en una caricatura: "mirada desorbitada, vellos parados, huesos que truenan, sangre que hierve, vacío estomacal, orejas color semáforo en alto, risa incontenible y sudor que llega hasta los rincones más sagrados.

De acuerdo con el investigador Andrew Stanway, autor del libro "Las Relaciones Amorosas", el organismo libera 250 sustancias al estar ante una persona que le resulta atractiva, y sólo bastan cuatro segundos para formar una opinión respecto a ella.

"Se desprenden hormonas, ácidos, gases y olores, se mezclan y crean una revolución interna que convierte lo racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo".

Bárbara Reyes, especialista en conducta humana, comenta que el cuerpo experimenta cambios químicos, fisiológicos y de conducta cuando se siente atraído hacia alguien.

"Casi todo parte del cerebro, que segrega sustancias que a la vez van desencadenando reacciones en un par de segundos. Todo es inconsciente, el chico o chica en cuestión no tiene idea de lo que pasa dentro de su organismo, sólo está consciente de que alguien le gusta, y es más, trata de disimular", explica.

"Aún no se puede afirmar que esto pase en el 100 por ciento de la gente, pero se ha visto que hay conductas que indican la predispo sición para el galanteo, la apertura para una relación amorosa o pasional".

¡ANSIEDAD ENTRE SEXOS!

Se estima que el 50 por ciento del género humano experimenta ansiedad al enfrentarse con el sexo opuesto, y más del 60 por ciento cae en pánico, no obstante, cualquier sensación se vuelve placentera durante el galanteo e incluso y las sustancias que se desprenden pueden fortalecer el sistema inmunológico.

Investigadores del tema, como Albert Scheflen y Adam Kendom, autores de "Quasi-Courtship Behavior in Psychotherapy", advierten que las sensaciones descritas sólo se presentan de dos a cuatro ocasiones en la vida y no hay organismo que soporte más de tres meses dicha explosión interna.

Por ello, se considera que una relación sentimental es pasional por un periodo que oscila entre los 90 y los 180 días como máximo.

¡LA QUÍMICA DE LA ATRACCIÓN!

El primer punto afectado es el cerebro, donde se registran pequeñas descargas que ponen en alerta al cuerpo y estimulan a los neurotrasmisores, lo que causa los estados placenteros y la sensación de hormigueo en el cuerpo.

Además, el cúmulo de sentimientos y reacciones hacen que la memoria se bloqueé y se borre por unos instantes, ¡hasta puede desaparecer el hambre!, dado que la hipófisis segrega dopamina, sustancia que inhibe el apetito. Cabe señalar que en esta etapa, todos los sentidos se alteran.

OJOS QUE SÍ VEN....

Jorge Pérez, catedrático de la UNAM y autor del texto "La Seducción de la Mirada", comenta que las pupilas se dilatan hasta en un 30 por ciento...

La investigadora Flora Davis agrega que esta reacción es más evidente en los hombres, sobre todo ante la imagen de una persona atractiva o desnuda.

OLORES QUE ATRAEN...

El cuerpo humano segrega mensajeros químicos constituidos por aminoácidos y hormonas esteroides que se transmiten por el aire y penetran en la nariz, produciendo sensaciones de agrado o descontento.

"Todos tenemos un olor corporal muy sutil cuando nos gusta alguien, esto es porque las glándulas de la piel segregan feromonas. Son sustancias que se han vinculado con la excitación sexual en los animales y que se cree que también influyen en el ser humano", explica Reyes, "si este olor es agradable para la nariz, en particular para el órgano vomeronasal, se va a remarcar la atracción".

Edward Hall, autor del libro "The Hidden Dimension", cuenta que algunos árabes piden oler a su pareja antes del matrimonio y la rechazan si no les resulta agradable.

PIEL A PIEL...

La especialista en conducta humana explica que debido a la adrenalina que se expande por todo el cuerpo se produce la sensibilidad de la dermis y la alteración de las terminaciones nerviosas.

"Quizá se hayan fijado que la piel espera un mínimo roce y cuando este se da toda la parte externa de la piel vibra, se calienta o siente hormigueo. Esto es por la sensibilidad que adquirió después de todos esos cambios químicos", subraya la también psicóloga.

Pero ahí no se termina la revolución interna que se produce en el momento que se selecciona la "presa".

La respiración aumenta 30 ciclos por minuto, la sangre se "alborota" y acumula en sitios sexys como los labios, las mejillas, la vagina y el pene, facilitando la excitación.

Además, el ritmo cardiaco crece hasta 100 pulsaciones por minuto, los pezones se ponen firmes, la glándula del timo segrega timina en mayor cantidad, lo cual eleva el estado de ánimo, que se traduce en sonrisas incontrolables.

Y PARA QUE SE FIJE EN TÍ...

¿Y cómo hacer para que tu adorado tormento se fije en ti? No es necesario poner a San Antonio de cabeza para que el milagro suceda, sólo hay que dejarle la tarea al inconsciente y pedir al cuerpo que hable.

A decir de Flora Davis, autora del texto "La Comunicación No Verbal", el ser humano comunica su sentir en un 30 por ciento con palabras y en un 70 por ciento con actitudes, poses y conductas.

Advierte que durante el galanteo hay cambios sutiles en el organis mo que indican su predisposición y aceptación hacia una relación. Por ejemplo, los músculos se comprimen, el rostro facial deja de ser flácido, las ojeras tienden a desaparecer, la mirada brilla, la piel se colorea o se pone más pálida y el labio inferior se hace más protuberante. Además, la postura se endereza, el abdomen desaparece ligeramente y los músculos de las piernas se ponen tensos.

Albert Scheflen, especialista en cinesis (ciencia que estudia la conducta humana) destaca la función de la mirada, la postura y juego de manos.

"Las mujeres juguetean con el cabello o se arreglan por encima de la ropa; el hombre pasa la mano por el cabello, se estira los calcetines o manosea la corbata. A medida que avanza el galanteo, las miradas que eran rápidas se vuelven prolongadas", indica.

"Muchas veces se toman posturas provocativas o retadoras. En ocasiones, se pasa el dedo suavemente por el borde de una copa o se dibujan en el mantel figuras imaginarias, la mujer tiende a cruzar la pierna y dejar entrever el muslo, a apoyar la mano en la cadera y a sacar el busto hacia adelante. El hombre separa las piernas, se acaricia el muslo o se ciñe la ropa para dejar ver parte de su

cuerpo".

La inclinación pelviana también llama la atención ya que por lo general se inclina hacia adelante. Las manos, por su parte, juguetean y hacen movimientos sutiles y excitantes.

Los especialistas aseguran que cualquier reacción es inconsciente y automática, por lo que tratar de controlarla o modificarla provocaría situaciones forzadas que lejos de ayudar, perjudican.

Fuentes: El Contacto Sexual, de Helen Fisher; Las Relaciones Amorosas, Andrew Stanway; Quasi Courtship Behavior in Psychoterapy de Albert Scheflen; Relaciones Afectivas de Ralph Exline; La Comunicación no Verbal de Flora Davis.

Terra/Alhelí Lara/ Grupo Reforma

La química del amor

¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Científicos de diversas especialidades han hallado la respuesta a la pregunta; a esa especie de fascinación que hace que dos seres se queden "enganchados" con gran necesidad de interactuar y conocerse más. Esta maravillosa experiencia de sentir cosquilleos en el estómago, pulso acelerado y hasta palpitaciones, es el resultado, según estudios recientes, de una serie de cambios bioquímicos que se producen en el organismo de los seres humanos.

Por: Aloyma Ravelo

La gente se ha enamorado desde tiempos inmemoriales, y siempre se habla de algo distinto, sorpresivo, que inunda el cuerpo entero. En el imaginario popular está la creencia del gran amor; de ese único, exclusivo, que no se parece a otros amores. Hoy la ciencia ha descubierto que tal enlace especial tiene que ver, particularmente, con una serie de reacciones y sustancias químicas que se mezclan en nuestro organismo, ante esa persona que nos despierta además un sinmúmero de emociones.

En la web española http://www.mujeractual.es/ Pilar Muñoz describe los novedosos estudios que han identificado algunas de las sustancias responsables del amor: la dopamina, la feniletilamina y la oxitocina. Todos estos productos químicos son relativamente comunes en el cuerpo humano, pero solamente son encontrados juntos en las etapas de la conquista.

Comentan los expertos que, con el tiempo, el organismo se hace resistente a sus efectos, lo que provoca que la intensa fase de la atracción no dure por mucho tiempo. Curiosamente, son los hombres los que parecen ser más susceptibles a la acción de las sustancias responsables de las manifestaciones asociadas al amor. Ellos se enamoran más rápida y fácilmente que las mujeres, según tales entendidos.

Diversas indagaciones han concluido que se puede incluso hacer una matriz con las variadas manifestaciones y etapas del amor y sus relaciones con diferentes sustancias químicas en el cuerpo. De esta manera, el deseo ardiente de sexo está unido a la testosterona; mientras que la atracción y el amor en la etapa de euforia, así como el sentirse involucrado emocionalmente están relacionados con altos niveles de dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina. El vínculo y la atracción que evolucionan hacia una relación calmada, duradera y segura tienen que ver con la oxitocina y la vasopresina.

Estas investigaciones que enmarcan el amor como un proceso bioquímico no han concluido todavía. El descubrimiento que la feniletilamina está vinculada con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, quienes sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de esta sustancia y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando nos enamoramos.

Al inundarse el cerebro de feniletilamina, este responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), de norepinefrina, y de oxitocina (que además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser un mensajero químico del deseo sexual), y el comienzo de la accción de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado.

Estos compuestos combinados hacen que los amantes puedan permanecer horas y horas haciendo el amor y conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño, afirma el químico Francisco Muñoz, de Almendralejo, España.

Comenta también el científico español que la atracción bioquímica perdura de dos a tres años, incluso a veces más, pero que al final decae. Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia que da paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz.

Todos estos compuestos y sustancias químicas que se mezclan en nuestro interior y actúan de manera inconsciente, son la respuesta más lógica a la pregunta que durante siglos se hizo la humanidad: ¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra?

Amar con inteligencia

No obstante todas estas explicaciones bioquímicas, que podrían terminar arrancándole al amor su mágico misterio, hay una verdad que se yergue como un templo: mantener por tiempo una relación lozana, es más de razón, comprensión y habilidad, que de otra cosa. Entonces ¿qué hacer para lograr que esta química inicial no se diluya entre los ácidos de la cotidianidad, las amarguras de las peleas o los brotes de incomprensiones? La respuesta es fundamentalmente una: amar con inteligencia.

Amar con inteligencia es, también, no dejarse arrastrar por el sentimiento, por la química, y darle el espacio que se merece al raciocinio. Hay quienes conocen a parejas donde la mujer es dominada, incluso maltratada físicamente por su pareja y aún ella dice que lo ama. ¿Cómo se puede querer a una persona que no nos respeta, que nos daña y avasalla? ¿Qué significación tiene eso? ¿Realmente se puede amar desde la humillación?

No hay química amorosa que debiera resistirse cuando una persona, sea hombre o mujer, no tiene para con su pareja el reconocimiento y la consideración que debe mediar entre dos que construyen una relación de amor.

Pero la gente se ciega muchas veces y, atrapados en las reacciones de las que antes hablábamos, no pueden ver con claridad ciertos elementos o sucesos que se encienden como luz roja en son de advertencia. Amigos, amigas y familiares muchas veces se acercan: “No te conviene”, puede ser el aviso. Alucinada o empecinadamente, da igual, se piensa que podemos fundir otra personalidad en la pareja que amamos, hacerla distinta, mejor para bien.

Quizás sería oportuno prestarle más atención a quienes de buena fe nos advierten porque sobre todo no están bajo los efectos de la química, y pueden ver muchas cosas con mayor claridad y objetividad.

No dejarse arrastrar por los sentimientos y mantener siempre despierto el entendimiento —que hace posible una relación sana y por tanto realmente vivificante— es entre otros muchos consejos, uno sabio de nuestro Martí cuando afirmaba: “El equilibrio entre los cónyuges y su mutuo conocimiento son, en el matrimonio, las únicas condiciones de ventura. Lo demás es jugar la vida a cara o cruz.”.

La Química del Amor, ¿Por qué nos Enamoramos?

September 03, 2009 By: veniceblogger Category: Venecia

De que el amor es uno de los sentimientos más maravilloso del mundo no tenemos ninguna duda. Todos nos hemos enamorado alguna vez y conocemos bien sus síntomas: mariposeo en el estómago, falta de apetito, insomnio, pulso acelerado, felicidad generalizada… Pero, ¿acaso sabemos por qué nos enamoramos? ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando Cupido nos lanza su flecha?

Probablemente los más románticos se sientan un poco decepcionados al descubrir que el enamoramiento no es más que pura bioquímica, ¡cuestión de hormonas! Cuando nos enamoramos un complejo entramado de reacciones químicas activa los sentimientos y comportamientos propios del amor. Así, miles de neuronas mandan descargas eléctricas al cerebro y desde ahí se segregan una serie de hormonas que, a su vez, se encargan de mantener en funcionamiento la pasión, el amor, la fidelidad, etc.

Para empezar, el enamorado segrega feniltelitamina, un compuesto de la familia de las anfetaminas que desata la pasión, genera euforia y cierta “ceguera”, – para esa persona su pareja es simplemente perfecta – y es la antesala de la dopamina.

Otras hormonas como la norepinefrina y la serotonina son las responsables de dilatar las pupilas y acelerar el corazón.

La dopamina es el neurotransmisor relacionado con el placer y la recompensa. Aparece en la fase inicial de las relaciones y es la responsable de incrementar el impulso sexual. Entre otras cosas, ocasiona felicidad y ayuda a disfrutar más y mejor del orgasmo. Podría llamarse la hormona de la pasión.

Por desgracia el cuerpo no puede asumir cantidades ingentes de dopamina y al cabo de los meses deja de producirla y da paso a la oxitocina, también conocida como la Hormona del Amor. Aunque es una hormona involucrada en la concepción, también es la responsable de la monogamia en la pareja. Se libera durante el orgasmo y contribuye a estrechar los lazos entre los cónyuges. Se ha demostrado que las especies de animales monógamas son las que más oxitocina segregan, como es el caso de algunos pingüinos, que sólo tienen una pareja de por vida. La Oxitocina se produce en grandes cantidades durante el embarazo y el parto, ayuda en las contracciones y es la que provoca que la madre sienta apego por su hijo al nacer.

Otro dato curioso es que todas estas reacciones químicas son adictivas, y como en las drogas, cuando dejan de segregarse producen síndrome de abstinencia. Por eso el desamor provoca frustración y tristeza profunda.

De cualquier manera, el entorno social y la educación recibida también juegan un papel importante en el amor. ¿Tienes ganas de enamorarte? ¡Qué mejor sitio para hacerlo que en la ciudad de los amantes! Alquila Apartamentos en Venecia y descubre qué se siente cuando Cupido llama a tu puerta

Neurofisiología del Amor

Dr. Christian Plebst

Para captar hoy en día la atención de los medios y las personas con frecuencia debemos recurrir a grandes títulos con palabras científicas o taquilleras. Pero en este caso podemos verdaderamente hablar de que existe una neurofisiología del amor más allá de lo estratégico del título.

La neurofisiología del amor a nivel cerebral es el correlato más denso o material de lo que sucede en planos más sutiles de la conciencia, planos sobre los cuales la ciencia médica todavía no puede hacer comentario con conocimiento de causa, pero quizás la física esté más cerca de comprender. Por suerte hoy no sería tan descabellado decir que niveles de amor pueden producir curas, complementado por los abordajes adecuados en alimentación, hábitos y también los abordajes de las ciencias médicas.

El amor es un estado de optimismo, un sentirse unido con algo más grande que el trajín cotidiano. Bajo esta visión cabe agregar que hoy sabemos que los estados emocionales, tanto positivos como negativos, tienen sus correlatos neuro-endocrino-fisiológicos, de lo cual se desprende que es “conveniente” desarrollar la capacidad de amar.

El poder incorporar, comprender y promover pro-activamente estados de bienestar es una obligación en medicina. Consiste en llevar la práctica médica a un nivel superior, a través de la complementación del estado de presencia de las personas que rodean a los que están “enfermos”, y al paciente mismo; es arribar a un estado puro de desapego y entrega genuina. Son niveles de entrega que surgen desde una paz profunda que transmite confianza y seguridad sea cual fuese el desenlace.

¿Qué es el desapego? El desapego no es un estado de austeridad material, sino que bien entendido, es equivalente a la libertad más absoluta. Es estar libre de nuestras emociones y de nuestros condicionamientos socio-culturales. Es un estado que nos permite lograr una aceptación de quienes somos, con lo bueno y lo supuestamente “no-bueno”. Significa no depender de nada para nuestra felicidad: somos como somos y lo aceptamos e incluso lo disfrutamos. En el Ser somos todos iguales.

Al realizar este conocimiento surge un nuevo orden y se desmoronan los rótulos y necesidades sociales. No es un sacrificio ascético sino un estado de “magia” en el cual nos sentimos libres de ser quienes somos. Una liviandad de no tener que ser otra cosa. Este estado surge y permite la coherencia entre pensamiento, palabra y acción. Transparencia en el Ser.

Cuando nos sentimos bien y seguros con nosotros mismos, sin tener que ser otra cosa, el vivir se torna liviano y genuino. Ya no son necesarios los pensamientos estratégicos de “cómo me conviene ser” o “qué debo decir”. Somos y fluimos con naturalidad, despreocupados, pero no de manera descuidada. Esto optimiza nuestra mente y contribuye a que estemos presente en el aquí y ahora. Y es allí, en esa presencia, que surgen los valores humanos verdaderos. Este obrar sin condicionamientos neuróticos regenera a diario nuestro cuerpo y mente, y nos permite comenzar a vivenciar que es realidad el alma o la energía espiritual de la que tanto se habla desde los comienzos de la humanidad. Los valores serán la hoja de ruta para seguir progresando en esta elevación. Nos marcarán el camino de la coherencia con nuestra esencia. Es en el trabajo de intentar vivir bajo la coherencia de los valores que se produce el fenómeno de purificación creciente de nuestro Ser.

En realidad, el Ser es puro. Pero a partir de los procesos de purificación y reconocimiento de estas facultades más elevadas de nuestra mente, nuestro Yo (el plano más concreto y ejecutivo de quienes somos, también llamado ego) comienza a nutrirse y reflejarse más desde el Ser que de las referencias provistas por el mundo externo a través de nuestros sentidos externos. Comenzamos a sentir realmente qué es ser humano y nos comienza a nutrir el solo hecho de estar con otros conectados y orientados hacia fines comunes. Se enciende entonces un irrefrenable “deseo” de profundizar nuestro camino espiritual. Estamos quizás ante la única verdad: que nuestra verdadera esencia es espiritual. Es aquí donde para el individuo ya no son necesarias las pruebas, demostraciones, discusiones o polémicas sobre espiritualidad. La espiritualidad se ha convertido en vivencia y para el que lo vive ya no es necesario demostrar que “esto” existe. Esta vivencia, este conocimiento, este Ver, se convierten en camino y convicción. La pureza de este camino se verá en la coherencia de las conductas y en la creciente ecuanimidad, paz, alegría y compasión del individuo.

Estos estados se elevan por encima de los estados de bienestar psicológico; surgen cuando los aspectos psicológicos o emocionales son elaborados resolviendo problemáticas relacionadas con la autoestima y los miedos relacionados con la falta de aceptación o los temores de no ser querido o aceptado. Cuando la vida nos confronta con hechos comunes (enfermedad, muerte, accidentes, hijo con discapacidad, despidos, separaciones, etc.) es cuando nuestro sistema de valores se ve desafiado y en la mayoría de los casos surge una crisis de valores. Los valores bajo los cuales nos regíamos no nos sirven para poder explicar o resolver lo sucedido. Como frecuentemente se menciona, quizás inicialmente nos sentimos víctimas de estos hechos, pero el verdadero desafío esta en convertirlos en oportunidades de aprendizaje y elevación de nuestra conciencia.

Quizás podríamos decir que estos estados son “simples” pero no tan fáciles de lograr. Pero tampoco imposibles. Lo peor quizás es no reconocer la importancia de estos estados tanto para el diario vivir como en los procesos de cura, sanación, alivio y acompañamiento. Quizás el verdadero sentido de la vida sea trabajar, llegar y permanecer en estos estados, y no quedarse a medio camino subyugado por la sobre-estimulación vacía de nuestros sentidos.

Estos estados contagian optimismo, paz, amor, por su sola presencia. Por sobre todo, estos estados son muy importantes cuando estamos con niños, con todos los niños, independientemente de su condición. Pero más importantes y necesarios son cuando los niños presentan alguna condición que convierte el diario vivir en un desafío, es decir, con aquellos niños que más dependen de la compasión y de los valores en general que maneja su sociedad.

Lograr trascender el diagnóstico médico es muy importante. Los diagnósticos sirven para orientarnos y pertenecen a planos bien concretos de nuestra vida. Pero no debemos quedarnos fijados a ellos, ya que pueden justamente interferir con nuestra capacidad para amar, ser optimistas y transmitir optimismo genuino. El optimismo es un estado con correlatos neurofisiológicos que protege nuestro estado de salud. La gente optimista es más saludable (no se enferma o se enferma menos).

Por lo tanto para los padres es importante escuchar a los médicos, pero no quedarse sólo con eso. La medicina, como toda ciencia, tiene una mirada parcial. Todavía no ha incorporado (de a poco lo está reconociendo) el enorme poder que tienen los “estados internos” en los procesos de cura y sanación.

Tampoco hay que confundir esto con espejitos de colores o generar falsas expectativas, o esperanzas ciegas. La vida es como es y no conocemos todas las variables que inciden en tantos “porqués” de las cosas que nos suceden.

En la vida existe el dolor. También existen el sufrimiento y la pena, pero a diferencia del dolor, estos son totalmente evitables. Si conocemos la naturaleza de nuestra mente y cómo opera, podemos luego generar estos inmensos estados de poder desde el Amor y la Paz. ¡No hay nada igual! Está todo allí, a nuestro alcance, pero insistimos en no buscar o no reconocerlo. Seguimos ocupados corriendo detrás de un bienestar externo que le dé sentido a nuestra vida, ciegos a que allí muy cerca nuestro, dentro nuestro, está el verdadero sentido capaz de aliviar muchos o quizás todos nuestros sufrimientos. No podremos saber cómo sanarnos si primero no conocemos la naturaleza y funcionamiento de nuestra mente. No podremos saber quiénes somos en realidad, si primero no sabemos cómo funciona o de qué está llena nuestra mente (generalmente llena de condicionamientos sociales y culturales, como el deber Tener o Hacer por encima de Ser).

La vida y el hombre son parte de un universo y de una naturaleza que tiene sus leyes, inmensamente sabias. Parte de lo que nos sucede como sociedad y mundo está relacionado con que nos hemos apartado de ciclos y ritmos naturales, tanto internos como externos. Creo que eso en sí ya puede producir enfermedad. El cuerpo, la mente y el alma tienen sus propios tiempos, ritmos y necesidades. Cuando nuestros tiempos, ritmos y necesidades están gobernados por factores externos nos vamos enajenando de nuestra naturaleza y de la naturaleza que le marca el ritmo a todo el universo.

A la inversa, cuando nos sentimos parte de un orden natural, de ritmos y de la naturaleza de manera global, se generan en nosotros estados de mayor tranquilidad y optimismo, se da paso a vivenciar y conocer estados como la contemplación o un atisbo de lo que puede ser vivenciar la paz verdadera o el silencio interno. Lejos de estar solos, somos parte de un orden que existe en la naturaleza, con sus leyes. Si a esto le agregamos comunidades de personas que sienten y obran bajo esta filosofía, visión, creencias, toda esta fuerza en intención se trasforma en un enorme poder de entrega y servicio. Es decir, un grupo de personas que ya considera tener todo lo que necesita por el solo hecho de existir. Un estado de bienaventuranza y agradecimiento hacia la vida, feliz por estar vivo y con alegría de vivir.

Todo este poder está en cada persona. Cada persona encierra un ejemplo de la enorme energía del universo. En otras palabras, enseñar y aprender cómo dar paso al despertar de nuestro potencial espiritual. Para mayor sorpresa aún, este conocimiento, el de “cómo despertar”, no es nuevo. Se encuentra descrito y detallado por las grandes tradiciones espirituales.

La gran mayoría de las personas sólo funcionamos desde lo corporal y lo mental. Debemos seguir evolucionando como individuos y sociedad para poder encender nuestro real destino o como se dice: “no somos seres humanos con algo de espiritual, sino que somos seres espirituales con algo de humano”.

Con todo lo dicho, ¿cómo no pensar en los niños y en la educación que están recibiendo? ¿Podemos estar tan errados? Como decía un título firmado por Pipo Pescador:”los niños reciben mucha información pero poca formación”. En vez de preocuparnos tanto por la eficiencia, “educando” (o quizás arruinando) niños desde las salas de preescolar con conocimientos de temas y habilidades que tienen toda la vida para aprender, y es más, la mayoría aprende solo, deberíamos comprender que la verdadera educación tiene que ver con “educar” o elevar los estados de conciencia y no sólo inculcar o instruir.

Los estados de conciencia van desde los más egocéntricos a los estados más elevados producto de la auto-realización, en los cuales emergen las grandes cualidades humanas. Estamos robando a los niños un tiempo precioso de juego, curiosidad e ingenuidad, imprimiendo imágenes y símbolos del mundo de los adultos. Impresiones que quedan grabadas a fuego en la memoria y contribuyen al lento proceso de condicionamiento y anulación del verdadero potencial interno.

La verdadera educación contiene un poder transformador. Hoy en día lo único que hace nuestra educación es replicar y reproducir conocimiento neurótico, transmitiendo nuestros males de generación en generación. Como dice Claudio Naranjo, tenemos el mundo que tenemos por la educación que tenemos. Tan simple como eso.

Nuestros líderes, y nosotros mismos, somos todos productos y replicadores del mismo status quo, generación tras generación.

El poder transformador de la educación no es sólo a nivel de un conocimiento mundano, que también es necesario. La educación con valor transformador debe abonar y fortalecer lo que sigue a los procesos de brindar información y conocimiento. Es decir, dar vía a la comprensión, que junto con la experiencia darán paso a la sabiduría. Es allí donde surgen el poder y el carácter transformador de la educación sobre el espíritu. Es allí donde emergen los valores y brota la compasión, el amor, la paz, todo dentro de una profunda sensación de estar ante la Verdad, el destino más elevado del Ser humano.

Los valores son atributos del hombre, son estados naturales. Están allí, siempre estuvieron allí. En cambio la angustia, el miedo, la ira, son todos estados que ingresan desde afuera. Ingresan quizás en la temprana infancia ocluyendo el desarrollo de nuestro verdadero potencial. También ingresan con mayor facilidad durante la adultez, al carecer de las herramientas (no desarrolladas u ocluidas durante la “educación”) que permiten reconocer nuestra verdadera naturaleza.

En síntesis, ya tenemos todo, no hay nada nuevo, o como dice Lao Tzé: El mundo es nuestro cuando nos damos cuenta de que ya tenemos todo lo que necesitamos, es decir, cuando despertamos.

Necesitamos despertar. Quizás nunca estuvimos tan cerca de un despertar colectivo y al mismo tiempo tenemos la sensación de que las cosas están cada día peor. Allí en el momento mismo que aparece este pensamiento pesimista podemos confrontarlo con el hecho de que las transformaciones y paradigmas se modifican en tiempos evolutivos, cientos o miles de años. No nos preocupemos por el mundo. Como el ser humano, el mundo tiene un inmenso y quizás ilimitado potencial de auto sanarse y auto regenerarse. Preocupémonos por ser coherentes, es decir, por ser el cambio que queremos y le pedimos al mundo. En esa intención y actitud está el comienzo del camino y del cambio, tanto individual como del mundo.

El mejor tiempo es aquel aprovechado para avanzar en nuestra propia autorrealización. Es un camino para aprovechar, para vivir en lo cotidiano, sacando fruto de los desafíos diarios que siempre están y estarán. Visualizarlos como oportunidades. Oportunidades para ejercitar las nuevas emergentes habilidades de discriminación y discernimiento de nuestra prístina conciencia espiritual. Es una situación de ganar o ganar. Es vivir la misma vida pero bajo un lento despertar de la conciencia que nos brindará las suficientes vivencias “espirituales” que nos garantizarán estar en el camino cierto.

Al vivir la vida bajo una constante luz de la conciencia espiritual, todo se vuelve aprovechable y reporta enormes ganancias. Ganancias espirituales cuyos resultados son eternos.

Quizás algún día estemos hablando desde las ciencias de la “fisiología” de los campos más sutiles de la existencia. Aunque quizás cuando estemos allí ya no será tan importante hablar sobre las cosas que son evidentes y no deberemos demostrar lo que consideramos obvio. La sola contemplación del milagro de los procesos de la vida y la conciencia nos alcanzará para llenarnos de Amor, energía y optimismo, y vivir ocupándonos de lo que necesita el otro, en una cadena que naturalmente proveerá de todo a todos.

Paz, Luz y Amor

Christian Plebst

Bases neurofisiológicas del amor

Un equipo multidisciplinario conformado por un neurocientífico, un antropólogo y un psicólogo social encontraron que el amor se relaciona con la neurofisiología.

A través de una resonancia magnética realizada al grupo estudiado conformado por 17 personas jóvenes de ambos sexos y que se definían como "locamente enamorados" de sus respectivas parejas, encontraron respuestas cuantificables en sus cerebros.

El intenso amor romántico está más relacionado con la motivación, la recompensa y la unidad en el comportamiento humano ( como en los mamíferos que siguen al compañero por un comportamiento social reproductivo, buscar la continuación de la especie a través de la transferencia genética ) que con las emociones y la conducta sexual

Nosotros los seres humanos estamos construidos para experimentar sentimientos mágicos como el amor, pero las conclusiones de este estudio no disminuyen la magia de ninguna manera. De hecho, para algunos, que aumenta la experiencia. Esta investigación también ayuda a explicar por qué una persona se siente en el amor" impulsado " para ganar al ser amado, en medio de toda una constelación de otros sentimientos".

El estudio, titulado "Recompensa, la motivación y la emoción asociada con los sistemas de la fase inicial de intenso amor romántico", está disponible en línea en el número de julio (2005) de la Revista de Neurofisiología, publicado por la Sociedad Americana fisiológicos. La investigación fue llevada a cabo por Arthur Aron, Helen E. Fisher, Debra J. Mashek, Greg fuerte, Hai-Fang Li y Lucy L. Brown.

"La mayoría de los participantes en este estudio mostraron claramente las respuestas emocionales", señaló Arthur Aron de la Universidad Estatal de Nueva York-Stony Brook, "pero no encontró patrón emocional consistente. En lugar de ello, todos los sujetos mostraron actividad en la recompensa y la motivación de las regiones . Para los investigadores esta es la primera evidencia fisiológica que confirma una conexión entre amor romántico y la motivación de las redes en el cerebro.

Como resultado, el amor romántico probablemente se caracteriza mejor como una motivación o meta-estado orientadas la que da lugar a diversas emociones, como la euforia o la ansiedad, según Aron. Este punto de vista, aclaró por qué el amante siente la necesidad de perseguir a su amada y proteger la relación.

Aron añade: que los participantes tuvieron resultados muy altos en un cuestionario de auto informe del amor romántico y mostraron una fuerte actividad en una región particular del cerebro - los resultados aumentaron la confianza en que los auto-informes de los cuestionarios pueden medir la actividad cerebral.

Señaló también que la investigación responde a la histórica cuestión de si el amor y el sexo es lo mismo, o son diferentes, o si la pasión romántica sólo aumenta durante la excitación sexual. Los hallazgos muestran que en el cerebro se activan zonas cuando alguien mira una foto del ser amado se superponen sólo parcialmente con las regiones del cerebro asociadas con la excitación sexual. Por lo que sexo y amor romántico implican muy diferentes sistemas del cerebro.

Aron informó que, utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) y otras mediciones, él y sus colegas encontraron el apoyo a sus dos principales predicciones:

(1) En la primera etapa, el intenso amor romántico está asociado con regiones subcorticales de recompensa ricos en dopamina, y

(2 ) El amor romántico compromete áreas del cerebro asociadas con los sistemas de motivación para adquirir una recompensa.

Brown explicó algunas de estas conclusiones, comentando que cuando los participantes miraban una foto del ser amado, se produjo la activación específica en la zona tegmental ventral (VTA) y caudado del cuerpo dorsal . Estas regiones fueron significativas en comparación con el control de dos condiciones, proporcionar pruebas sólidas de que estas áreas cerebrales, que están asociadas con la motivación para ganar recompensas, son fundamentales para la experiencia de estar en el amor.

También señaló que un concepto importante es que el caudado probablemente integra enormes cantidades de información, de todo, desde principios de recuerdos personales a una personal noción de belleza. Entonces, esta región cerebral (y las regiones de los ganglios basales) contribuye directamente a las acciones hacia el logro de los objetivos de uno. Para los neurólogos dijo, estas conclusiones acerca de las diversas funciones regionales de los ganglios basales en los seres humanos tienen notables repercusiones.

Nuestros datos incluso puedan ser de interés para algunas formas de autismo, añadió Brown. Las personas con autismo no entienden la experiencia o cualquier tipo de apego emocional o amor romántico. Me gustaría especular señaló que el autismo implica un desarrollo atípico del cerebro medio, ganglios basales y sistemas de recompensa. Esto tiene demasiado sentido, porque otros de los síntomas del autismo son tanto pensamientos como movimientos repetitivos, las características de la función de los ganglios basales.

Otro importante descubrimiento, dijo Brown fue para nuestra sorpresa, la activación de regiones asociadas con el intenso amor romántico fueron principalmente en el lado derecho del cerebro, mientras que la activación de regiones asociadas con el atractivo facial eran en su mayoría a la izquierda. Nosotros no anticipamos esta sorprendente lateralización.

Es bien sabido que el discurso es en gran medida una función cortical del cerebro izquierdo. Sin embargo, nuestros datos indican que la lateralización se produce también en partes inferiores del cerebro. Por otra parte, los distintos tipos de recompensas (en este caso, la " carrera " del amor romántico, en comparación con la agradable experiencia de ver una bonita cara o guapo) también está lateralizado. Estos resultados nos dan mucho que pensar acerca de cómo el cerebro humano normal aprende y recuerda y funciones en general ", añadió Brown.

Otro avance, señaló Brown, fue haber encontrado varias áreas del cerebro donde la fuerza de la actividad neural cambió con la duración del romance. Todo el mundo sabe que las relaciones son dinámicas en el tiempo, pero estamos empezando a tener una pista de lo que ocurre en el cerebro como un relación de amor madura.

Helen E. Fisher, una antropóloga de investigación en la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey, señaló que no sólo el cerebro sufre cambios con el amor romántico, sino que algunos de estos cambios fueron en las regiones asociadas con par-unión en la pradera . El fMRI mostró imágenes de más actividad en el pallidum ventral parte de los ganglios basales en las personas con más relaciones amorosas. Es en esta región en la que los receptores de la hormona vasopresina son fundamentales para vole par-bonding, o archivo adjunto.

Los seres humanos han desarrollado tres diferentes funciones pero interrelacionadas en el cerebro sistemas de apareamiento y la reproducción - el impulso sexual, amor romántico y apego a un socio a largo plazo", dice Fisher, "y nuestros resultados sugieren cómo los sentimientos de amor romántico podría cambiar en los sentimientos de apego . Nuestros resultados apoyan lo que las personas siempre han asumido - que el amor romántico es una de las más poderosas de todas las experiencias humanas. Es definitivamente más poderoso que el impulso sexual.

Por ejemplo, señala Fisher, "Si alguien rechaza su acercamientos sexuales, usted no se daña o a la otra persona. Sin embargo, hombres y mujeres rechazados en las sociedades de todo el mundo a veces matan a sí mismos o alguien más. De hecho, los estudios indican que algunos 40% de las personas que son rechazados en el amor caen en la depresión clínica. Nuestro estudio puede también sugerir algo de la fisiología subyacente del comportamiento de acecho, agregó.

Fisher señaló que su estudio, que tuvo apenas una hora para cada uno de los participantes, pero muchos años para que los investigadores a procesen e interpreten los datos, también encontró una "fascinante continuidad entre el amor romántico humano y la expresión fisiológica de atracción en otros animales.

Otros científicos ", dijo," han informado de que las expresiones de atracción en una pradera vole mujeres se asocian con un incremento del 50% en la actividad de la dopamina en una región del cerebro relacionada con las regiones donde encontramos la actividad. Estos y otros datos indican que todos los mamíferos pueden sentir atracción a los pares, y que algunos de los mismos sistemas cerebrales están implicados ".

Darwin y muchos de sus descendientes intelectuales han estudiado la multitud de adornos fisiológicas que uno de los sexos de una especie han evolucionado para atraer miembros del sexo opuesto, como el pavo real de la cola de plumas de lujo que atraen a la hembra, señaló Fisher. Pero uno no ha estudiado lo que sucedió en el cerebro del espectador, la persona que se convierte atraído a estos rasgos. Nuestro estudio indica que lo que ocurre en el cerebro del espectador como él o ella se convierte en fisiológicamente atraídos por estos rasgos."

Agregó, Este sistema probablemente del cerebro evolucionado por importante razón - condujo a nuestros antepasados a centrar su energía en el cortejo de personas concretas, de tal modo conservaban tiempo y energía preciosamente para el acoplamiento. Tal vez," la hipótesis de que, "incluso el amor-en-primera vista es una respuesta básica de mamíferos que se han desarrollado en otros animales y heredado de nuestros antepasados con el fin de acelerar el proceso de apareamiento ".

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